una noche iluminada sin luna,
una caricia que trae un viento del este.
Un recuerdo del presente que pinta de verde el retrato del futuro.
Un beso esperado, deseado, necesitado... soñado.
Tan solo unas letras, al fin y al cabo,
pero, solo para mi, como una carta,
como ese correo con sello que tanto esperé, hace mucho tiempo, lleno de palabras.
Tres o cuatro letras, después del silencio de tantas mareas...
El tiempo nos lleva sin querer al invierno.
¡Que ganas tengo siempre de otoño!
Entre Mareas
me quedo en el estío, en la promesa naranja de cualquier atardecer tardío, entre olas añiles, entre besos salados pintados de jovial algarabía
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