25 sept 2011

Una noche de otoño

Más que letras parecen almas, lo que me asalta en esta noche de otoño, en la que me duele tanto la espalda.

Parecen...
Iiuminarse y flotar; libres... hacia su destino.
Mi mano intenta seguirlas, pero mi imaginación vuela con ellas,
apoderándose de todo, de absolutamente todo lo que conozco.
Miro a mi alrededor a través de mis gafas, de mi universo, y exclamo al viento...
“Estoy vivo”, como si fuese un autentico descubrimiento,
mientras intento tocar con la punta de mis dedos esa última letra que decidió alejarse de mi volando.
De pronto mi universo se descompone, se empaña, apenas se sustenta sobre mi cara.
Con los ojos cerrados, en silencio, ¡Grito!...
“Estoy vivo y las letras que persigo, me han hecho volar”.
Respiro, descanso un poco, hay otra letra que se ilumina y se va...
Me susurro, “Vuelo”.
¡Vuelo de verdad!, puedo abrir los ojos en cualquier momento.
¡Floto!, ¡Vuelo, vuelo, vuelo...!
El mundo queda atrás...,
ahí abajo parece muy pequeño.

Y desde ese espacio etéreo, de nubes lunáticas, de orbitas para navegantes,
descubro que solo soy alguien preso de unas letras que empapan mi imaginación,
como si fuesen un alma a la que no le duele la espalda.

Envuelto en ese espacio de letras...

Desde ese espacio...
Entre mareas.

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